El saber que hay cosas que no puedo controlar provoca nervios, tales como pocas veces he sentido. Ni el dinero ni el poder permiten entrar en esos territorios.
Tal vez debería poner euforia, pero claramente es más miedo y no puedo alegrarme de tener un corazón, porque cuando duele es demasiado complicado.
Pero ya ves Migue, ya vas mejorándome, a ver que puedo hacer yo por tí ante tanta generosidad y tan complicada tarea.
Lo que se pueda. Todo lo que se pueda. Mientras pueda y pueda permitir.
El viento trae una copla,
recuerdos de huracán
que un día me partió un ala
y me hizo caer,
hasta que me arrastré.
Nuestra bandera flameaba
en medio del temporal.
Del norte el frío mataba,
se hizo dura la piel,
el terror fue la ley.
Y no olvidé nada,
que plantamos ilusión
en la pampa mojada,
que sudaba, como yo,
inevitable ausencia.
Y no me saqué el anillo,
ni el cielo, la Cruz del Sur,
ni mi titilar de grillo,
que por las noches canta,
porque extraña a su amor.
Y sigo lavando copas
de gente mejor que yo;
si puedo, bebo las sobras:
el mezcladito me enciende.
Y me pongo loco,
fantaseo con el mar,
de irme nadando,
de volverte a tocar.
Y me pongo manco,
manos de inutilidad,
dejé allá mi sangre,
y hoy me tengo que inventar...
¡Si soy argentino!
El viento trae una copla...
Nuestra bandera flameaba...
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