Las palabras no tienen que significar exactamente nada, admito a quien pueda expresar con mayor exactitud estas emociones, pero yo, me quedo de nuevo con lo que quiero escuchar y entender. Una canción reflexiva de la vida y de la contemplación de lo que quieres y admiras. De los pequeños que crecen y aprenden.
Y hasta del temor, del temor de perder lo que se quiere y no se controla.
Solo estoy contemplando como suceden las cosas. Y me gusta. Me siento vulnerablemente agradecido.
Alguna vez querida mía, te pregunté por un rayo que viste en la avenida...
Hoy vi uno igual aunque es mejor...y presiento que el tiempo nos mira...
Y al esperar , cuando ya no estás,
nena veo que me cae el mundo a mí...
y no sé si al entender,
encierro tu alma...con mi dulce atención eterna...
Había una vez un gran jardín...un día claro, y escuchábamos historias que contaban los niños...
Acércate sin acercarte...como un puente que salte la distancia...
Y al esperar, cuando ya no estás...
nena veo que (veo que) me cae el mundo a mí...
y no sé si al entender...
me libro del cielo y de la esperanza sinfín...
Solo un momento en esta incertidumbre,
y tu flor que me enceguece como la nieve...
Un río sin tregua que se lleva hacia el mar...
el lucero de aquellos seres perdidos...
que han de seguir, como la vida...
han de seguir...
Desanda el día, para encontrarnos...pregúntate por las luces que viste en la avenida...
Y no sé si al entender,
encierro tu alma, con mi dulce atención eterna...
Prepárate que el anochecer,
se hace aliado de todas nuestras heridas...
Descálzate ya con tu soledad...
y que las horas no atrapen tus alegrías,
que han de seguir, como la vida...
han de seguir...
E inventa un Dios ...para saber (oh) inventa algo...que contemple toda la necesidad...
Y al esperar cuando ya no estás (ya no estás)
nena veo que, me cae el mundo a mí...
y es que además, te agarraste el sol...
y no sé si al entender,
me libro del cielo y de aquella canción sin fin...
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